No es por nada que la gente tienen respecto para el H1N1. En 1918 la influenza H1N1 causó más muertos que la primera guerra mundial, principalmente entre adultos jovenes. O sea que algunas cepas son muy peligrosos. Sin embargo desde 1918 la medicina ha avanzado y ahora disponemos de oxígeno, oximetros, ventiladoras, medicamentos antivirales y antibióticos. Una segunda epidemia ocurrió en 2009 pero esta vez con mucho menor mortalidad. En este tiempo hemos aprendido algo sobre ello, tenemos oxígeno, ventiladores, medicamentos antivirales y antibióticos. Es la cepa de 2009 que más parece a la cepa con que estamos tratando ahorita.
La presentación clínica de influenza H1N1 es de una enfermedad febril que siga una cronología más que un poco parecido al dengue. El paciente tiene ojos inyectados, puede estar con la cara un poco chapuda, y en la noche del primer día le da un fiebre alto que persiste 3 días. Oseltamivir es casí milagroso cuando se administra el primer día de la fiebre, pero es de poca o ninguna utilidad si se administra después del segundo día.
Sin embargo, (igual que al dengue) las verdaderas problemas comienzan el tercer día cuando la fiebre baja, y la tos de chucho comienza.
Persistencia de la fiebre más que 3 días puede indicar la presencia de una neumonía bacteriana como complicación de la infección viral, en muchos casos por Staphylococcus aureus de tipo MRSA. Por lo tanto si hay fiebre que persiste más que 3 días uno debe usar antibióticos, y incluir uno que cubre para Staphylococcus MRSA por ejemplo Sulfametoxazole con Trimetoprim.
La mortalidad reciente es mucho menor que en 1918, sin embargo hay grupos de alto riesgo. La cepa que está circulando ahorita es el mismo de 2009, y sobre esta cepa tenemos mucha información. El principal riesgo de mortalidad reportado por H1N1 es para niños menores de 5 años, mujeres embarazadas, diabéticos y obesos. Estos son buenos candidatos para la hospitalización, especialmente si tienen evidencia de baja oximetría. H1N1 es conocido como una enfermedad con menor mortalidad en la tercera edad. No es imposible que un anciano muere de ello (todo es posible), sin embargo es improbable.
El gran error de 1918 fue que se administraron aspirina en dosis tóxicos a los pacientes. Hay que explicar a las personas con Influenza que no se debe tomar aspirina.
http://h1n1.nejm.org/?p=1234
http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMra1000449