Una investigación de cohorte retrospectiva publicado en JAMA Internal Medicine analizó los registros de atención primaria y hospitalaria de 46.634 pacientes. Esta investigación demostró que entre los ancianos la presión arterial alcanza un máximo de 14 a 18 años antes de la muerte y luego disminuye gradualmente. Entre los pacientes mayores de 90 años, la caída media de la presión arterial es de -22 mmHg y la disminución se vuelve lineal entre 3 y 10 años antes de la muerte. La implicación de estos estudios es que aquellos que mueren por "vejez" experimentan un descenso gradual y predecible de la presión arterial. [1]
Una investigación adicional publicado en JAMA Neurology realizó autopsias a 303 personas que murieron a una edad promedio de 87,2 años. Entre los 297 que tenían registros de mediciones de presión arterial, un 15.8% tenían microinfartos crónicos, el 63.8% tenían microinfartos corticales, el 40.4% tenían microinfartos subcorticales y el 8.5% tenían microinfartos infratentoriales. Los pacientes con y sin infarto tenían una presión arterial sistólica y diastólica parecido al inicio, pero aquellos con microinfartos subcorticales tenían una disminución anual mayor en la presión arterial. [2]
La conclusión tentativa que puede extraerse de estos estudios es que entre las personas de edad muy avanzada tener la presión sistólica en el rango de 120 a 140 mmHg, puede ser beneficiosa para mantener la perfusión cerebral y para evitar el deterioro cognitivo. El uso de medicamentos para bajar la presión sanguínea en pacientes mayores de 85 años debe examinarse de cerca para determinar si existe verdaderamente la necesidad de administrar medicamentos antihipertensivos. Si se decide disminuir el dosis hay que recordar que disminuir los beta bloqueadores puede causar rebote y descontinuar diuréticos puede empeorar la insuficiencia cardíaca por lo que solo se debe descontinuar gradualmente bajo estricta supervisión médica con la meta de mantener una presión sistólica siempre entre 120 mmHg y 140 mmHg.
La conclusión tentativa que puede extraerse de estos estudios es que entre las personas de edad muy avanzada tener la presión sistólica en el rango de 120 a 140 mmHg, puede ser beneficiosa para mantener la perfusión cerebral y para evitar el deterioro cognitivo. El uso de medicamentos para bajar la presión sanguínea en pacientes mayores de 85 años debe examinarse de cerca para determinar si existe verdaderamente la necesidad de administrar medicamentos antihipertensivos. Si se decide disminuir el dosis hay que recordar que disminuir los beta bloqueadores puede causar rebote y descontinuar diuréticos puede empeorar la insuficiencia cardíaca por lo que solo se debe descontinuar gradualmente bajo estricta supervisión médica con la meta de mantener una presión sistólica siempre entre 120 mmHg y 140 mmHg.
[1] Delgado J, Bowman K, Ble A, et al. Blood Pressure Trajectories in the 20 Years Before Death. JAMA Intern Med. 2018;178(1):93–99. doi:10.1001/jamainternmed.2017.7023
[2] Graff-Radford J, Raman MR, Rabinstein AA, et al. Association Between Microinfarcts and Blood Pressure Trajectories. JAMA Neurol. 2018;75(2):212–218. doi:10.1001/jamaneurol.2017.3392
[2] Graff-Radford J, Raman MR, Rabinstein AA, et al. Association Between Microinfarcts and Blood Pressure Trajectories. JAMA Neurol. 2018;75(2):212–218. doi:10.1001/jamaneurol.2017.3392